Debido a las limitadas opciones laborales, los solicitantes de asilo crean sus propios negocios
Adriana Figueira, de procedencia venezolana tiene dos tareas importantes: abrir su nuevo negocio, y solicitarle el asilo político al gobierno estadounidense. Desde hace menos de un año que Figueira llegó a la frontera sur de Estados Unidos, y está ya en proceso de tramitar su permanencia legal.
Desde su llegada, Figueira ha estado viviendo y organizándose con otros solicitantes de asilo en el área de Seattle, conociéndolos y preguntando todo sobre sus vidas en sus paises de origen. Su idea de negocio es conectar a otros nuevos inmigrantes con oportunidades de trabajo independiente para que ellos también puedan ganarse la vida. Quiere ayudar para que los nuevos residentes aprovechen las habilidades que ya tienen.
“Necesitamos conocer sus talentos por encima de todo: a qué se dedicaron antes de llegar aquí,” señala Figueira.
Sin embargo, legalmente Figueira sólo puede establecer estos planes de negocios por ahora, le es imposible ejecutarlos ya que no ha recibido la autorización federal de trabajo.
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Por lo general, los solicitantes de asilo deben esperar 150 días a partir de la fecha en la que presentaron una solicitud de asilo para pedir una autorización federal de trabajo. En estos cinco meses, estas personas no pueden ser empleadas por lo que en muchos casos les es imposible pagar el alquiler, la comida y otras necesidades básicas. En muchos casos y debido a este periodo de limbo, los inmigrantes terminan viviendo en las calles, dependiendo de la ayuda de organizadores de ayuda mutua, organizaciones sin fines de lucro y gobiernos estatales y locales. Incluso con autorización laboral, algunos dicen que es difícil mantener el empleo sin un lugar estable donde dormir.
Iniciar una pequeña empresa es una forma en que los solicitantes de asilo y otros inmigrantes pueden prepararse para ganarse la vida mientras esperan la autorización de trabajo. Pero para algunos, las consecuencias de no tener ingresos superan los riesgos de iniciar su negocio antes de recibir autorización para trabajar.
Vanessa Gutiérrez, subdirectora del Proyecto de Derechos de los Inmigrantes del Noroeste en Seattle, dijo que a menudo tiene clientes que planean aceptar ofertas de empleo o también trabajadores independientes que quieren empezar a hacer su vida antes de recibir autorización para trabajar. Como abogada, tiene que aconsejarles que no lo hagan. Pero en realidad, los riesgos pueden ser mínimos, afirmó.
“No te van a arrestar sólo por trabajar sin autorización,” dijo. "La realidad es que mucha gente trabaja y su caso de inmigración no tiene consecuencias."
Gutiérrez dijo que ha visto casos de inmigración en los que los jueces han considerado las declaraciones de impuestos y el historial laboral como factores positivos. También señaló la contradicción de que el gobierno emita Números de Identificación Individual del Contribuyente (ITIN por sus sigas en inglés), números de procesamiento de impuestos federales, a personas que no tienen autorización federal de trabajo o números de Seguro Social.
“El gobierno facilita el pago de impuestos incluso si saben que alguien no está autorizado a trabajar,” dijo.
El grupo de empoderamiento cívico sin fines de lucro "Latinos en Spokane" realiza talleres que enseñan a las personas cómo obtener el ITIN, númeri que van a poder usar para registrar una empresa. Jennyfer Mesa, directora ejecutiva y fundadora de la organización, dijo que los inmigrantes han estado usando los ITIN para encontrar trabajo durante décadas. Al crecer en el área de Miami-Tampa en la década de 1990, era muy bien sabido que si alguien no tenía un número de Seguro Social, un número ITIN podía ser suficiente para conseguir un trabajo y pagar impuestos, dijo.
“Una de las razones por las que aconsejamos a las personas que usen el ITIN es porque pueden establecerse, como un inversionista extranjero, como alguien que hace negocios aquí en los EE. UU.,” dijo Mesa.
Muchas de las personas que ella conoce que se han ido por esta via están altamente capacitadas en empleos como contadores o especialistas en marketing, dijo.
“¿Cuál es la diferencia entre ser un inversionista extranjero y alguien sin autorización de trabajo? Creo que la percepción que tenemos de los inmigrantes y el racismo son factores que contribuyen a que se hagan diferencias entre los inmigrantes del Sur o de otros países,” agregó Mesa.
Para las personas que registran una empresa en Washington utilizando un ITIN, iniciar un negocio unipersonal presenta las menores barreras de entrada al mercado de las pequeñas empresas, dijo el asesor empresarial Kenneth Linares. Linares trabaja en Growing Contigo, una consultoría con sede en Seattle que brinda capacitación y educación a propietarios de pequeñas empresas, en su mayoría inmigrantes, como Figueira.
"Es la opción más fácil de gestionar, la más fácil de abrir y la más barata," afirmó. "Pero no te brindará esa protección personal... por lo que eres responsable de casi todo."
Es importante señalar que las personas que inician un negocio con un ITIN, tienen limitaciones más allá de poner en peligro sus casos de inmigración.
Hacer negocios antes de recibir autorización de trabajo puede dejar a las personas más vulnerables a ser extorsionadas, no remuneradas o explotadas de otro modo, dicen los defensores de los derechos laborales.
Incluso con autorización de trabajo, la clasificación errónea: como cuando alguien trabaja como contratista pero cumple el rol de empleado de tiempo completo sin recibir beneficios, como pago de horas extras o elegibilidad para seguro médico, también es una preocupación. Es parte de la razón por la que el Departamento de Trabajo de EE. UU. actualizó su guía este año para determinar si alguien es un empleado o un contratista.
“Un trabajador es un empleado y no un contratista independiente si, como cuestión de realidad económica, depende económicamente del empleador para trabajar,” dijo el departamento en una reciente sesión de preguntas y respuestas sobre la actualización de la legislación.
Además, muchos solicitantes de asilo no califican para recibir beneficios públicos, como recursos de vivienda o seguro de desempleo, ni siquiera con un ITIN. Muchos de esos programas requieren tener una autorización federal de trabajo y un número de Seguro Social, dijo Gutiérrez del Proyecto de Derechos de los Inmigrantes del Noroeste.
E incluso con la ayuda de grupos como Growing Contigo o Latinos en Spokane, iniciar un negocio requiere tiempo, energía y recursos.
El costo de formar una empresa en el estado de Washington puede oscilar entre $220 y $300. Para crear una empresa también es necesario tener una dirección física en la que registrar su empresa, algo a lo que un solicitante de asilo no siempre puede tener acceso.
Por su parte, Adriana Figiuera ya montó un negocio, pero eso es todo. Está abrumada por todo lo que hay que aprender y no sabe en quién confiar. E incluso con varios recursos disponibles en línea, debe decidir: “¿Es útil? ¿O es más estrés? dijo en español.
Linares, de Growing Contigo, dice que los pequeños negocios iniciados por inmigrantes son cruciales para las economías.
“Son un gran impulsor del empleo. Las comunidades desatendidas, como la comunidad de inmigrantes y la comunidad BIPOC, necesitan mucho esta ayuda,” dijo.
Pero hay otra razón por la que esto es importante para Linares.
“Yo vengo de ahí, mis padres eran indocumentados,” dijo. “Afortunadamente para mí, nací aquí, así que no tuve que preocuparme por nada, pero los vi luchar y finalmente obtuvieron sus documentos. Pero si hubieran tenido algo de esta educación, les habría hecho la vida más fácil."
Esta historia fue traducida por Juan Pablo Chiquiza.